isla presindecial(cap-2)

isla presidencial (cap-1)

Guns N' Roses - November Rain

SERRANIA DE SAN TURBAN


El Proyecto de Angostura
En 1994 la Greystar llegó a Santurbán. Sobre la falda de la montaña, en el municipio de California —llamado así seguramente buscando replicar lo que se vivió Estado Unidos en los años 20—, se encuentra la sede del proyecto. En el casco urbano de este municipio habitan más de 1.850 personas, la mayoría dedicadas a la minería. Aquí la gente apoya a la compañía, a todas las compañías que han llegado en busca de oro, que son más de cinco y que con sus subcontratistas pasan de las diez empresas.
La Greystar ha adquirido los derechos mineros de más de 30 mil hectáreas en la zona, pero el Proyecto de Angostura sólo utilizará mil y en el proceso de exploración que ya cumple 15 años ya han invertido más de 100 millones de dólares. Según la compañía, en esas mil hectáreas se estima que hay más de 7,7 millones de onzas de oro —16 toneladas de oro anuales— y cerca de 80 millones de onzas de plata —72 toneladas anuales—, lo cual convierte a esta zona en uno de los depósitos más grandes de oro de Suramérica. Sin embargo, los ambientalistas advierten que allí hay 100.000 veces más de arsénico que de oro, y se preguntan a dónde ira a parar todo ese mineral tóxico.

ENSAYO
Paramo De Santurban
EXPLOTACIÓN MINERA EN EL PÁRAMO DE SANTURBAN
Greystar Resources Ltd. es una compañía minera canadiense dedicada a la exploración, desarrollo y, en el tiempo, la explotación de los recursos de metales preciosos. En la actualidad, su principal proyecto es el yacimiento aurífero de Angostura y la plata en la región nororiental de Colombia.
La Angostura de Oro y Plata se encuentra en las montañas de la cordillera oriental de América del Sur, a unos 400 km al norte-noreste de la capital colombiana ciudad de Santa Fe de Bogotá.
De fácil acceso por buenas carreteras, el proyecto es de 55 km de Bucaramanga (pop 1.000.000), la ciudad capital del departamento de Santander. Bucaramanga es atendida por chorro de frecuencia diaria y turbo-prop vuelos desde Bogotá.
El gobierno de Juan Manuel Santos está a punto de dar el permiso para intensificar la minería de la multinacional canadiense Greystar en el páramo de Santurbán, una zona protegida donde nace el agua que beben más de 4 millones de colombianos. La multinacional pagará apenas un 3% de "regalías".
La explotación de mega minería de oro en alta montaña requiere para la obtención de 1 gramo de oro gastar 1000 litros de agua por segundo. De aprobarse el proyecto, la Greystar verterá más de 1.200 toneladas de cianuro al mes, una sustancia que está prohibida en Canadá y en la Unión Europea por sus devastadores efectos en la salud humana y en el medio ambiente.
El páramo de Santurbán, donde nace el agua que alimenta a Bucaramanga y otras zonas de Santander, vive un nuevo reto: la minería a gran escala, una de las locomotoras que ha anunciado el gobierno.
La Serranía de Santurbán, en Santander, se encuentra en el centro del debate sobre los efectos de la explotación minera en el país. Lo que está de fondo es una puja entre el desarrollo minero energético, materializado por el presidente Santos como una de las locomotoras de la economía, y la riqueza natural y biodiversa de Colombia.

Impacto social




No cabe duda de que proyectos como estos benefician a una gran cantidad de personas. Que los habitantes de Suratá, de California y de Vetas, por mencionar algunos de los centros donde se vive la fiebre del oro, están en pro de la minería, a cielo abierto o de cualquier forma. Especialmente si han sido beneficiados con alguno de los proyectos de responsabilidad social de los que las compañias mineras suelen promover en sus áreas de influencia para mitigar de alguna manera el impacto causado por su actividad.



"Desde que llegaron las compañías, la vida aquí cambió. ellas compraron tierras muy por encima del valor comercial, construyeron centros de salud, escuelas, recebaron las trochas. Todo lo que el Estado colombiano no había hecho en años. Sustituyeron al gobierno. Ocuparon ese lugar que estaba vacío por años de abandono", explica un poblador de California, con ese brillo que sale de los ojos de los que alguna vez fueron mineros artesanales, campesinos de pancoger, rebuscadores, y que hoy conocen muy bien la tasa representativa del dólar, y sus cifras ya dejaron de tener tres ceros a la izquierda para manejar números astronómicos.



"La fiebre del oro ha traído muchas compañías, la Greystar es sólo una. El problema es que qué va a pasar cuando ellos saquen el oro y se vayan. ¿Qué va a hacer la gente?", se pregunta Maribel, profesora de Suratá, y advierte que los índices de deserción escolar en los últimos grados han aumentado en los últimos años en que la minería ha cogido mayor fuerza. Incluso, advierte que se han presentado casos de embarazos en niñas por parte de los ingenieros. Pero Greystar tiene claro que por allí vendrá el ataque y ha implementado una serie de programas de gestión social en capacitación ambiental y académica de pobladores de la región. Hoy tiene cerca de 100 empleados y plantea que subirán a 1.500.



La llegada de estas mineras también ha disparado el costo de vida en estos municipios, los arriendos subieron dos y tres veces y la comida también. Muchas familias se están alistando para arrendar sus casas y buscar para dónde coger. "La prostitución y los billares se han multiplicado", explica otra habitante que creció andando en estos montes y suelta una pregunta: "¿Qué dirían los páramos si pudiéramos oírlos?".



Por otra parte, están los mineros tradicionales, aquellos que aprendieron el oficio de sus padres y sus abuelos. Ellos se apostan en las orillas de los ríos, barequean en busca del ansiado brillo metidos en las frías quebradas, caban huecos en las montañas de día y de noche, para ellos, el negocio está a punto de desaparecer. Según cuentan las autoridades ambientales, los persiguen los daños que producen, "pero lo que nosotros hacemos es un daño menor comparado con lo que hacen las grandes empresas", reclama Lendi García Garcia, un minero tradicional que tiene una cooperativa de pequeños mineros en la zona de La Baja.



"Las multinacionales van comprando todos los terrenos, porque no quieren tener a nadie aquí. Eso ha desatado una competencia tremenda entre ellas, y por eso la minería tradicional, el oficio que nos enseñaron los puros viejos tiende a desaparecer. Además, los jóvenes ya no quieren sino trabajar en las empresas. Pero el día que se acabe el oro y ellos se vayan de California, qué va a quedar: un solo desierto", sostiene Lendi con rostro de indignación.


.
TOMADO DE: